Desapego: un viaje personal hacia la sencillez
Desde que soy madre, he empezado un juego con la vida: se llama Desapego.
He experimentado desapego antes de mi cuerpo de chica, luego de mis certezas, de mi trabajo fijo, del tipo de relación que había tenido hasta ese entonces con mi pareja. Desapego de mis planes y de la costumbre de tenerlo todo bajo control…
… En este juego me he dado cuenta de que el desapego tiene muchísimo que ver con la resistencia del ego a dejar ir: protegernos con la misma rutina, acumular objetos, experiencias e incluso amistades.
También me he dado cuenta que apego y desapego son dos palabras que tanto en afirmativo como en negativo tienen un significado positivo:
Apego es el amor por los nuestros que llevamos dentro. Es el lugar que llamamos casa.
Desapego es amarlos sin pretender nada a cambio, soltando las ataduras “contractuales” de nuestras relaciones: dejar libres, dejarnos libres, dejarles libres.
Mientras que “apego” implica la conexión emocional o afectiva hacia algo o alguien cercano como la relación entre padres e hijos, “desapego” se refiere a la ausencia o la disminución de esa conexión. En el contexto psicológico y filosófico, el desapego se asocia comúnmente con la capacidad de liberarse de las ataduras emocionales o afectivas, permitiendo una mayor flexibilidad mental y emocional.
El desapego no implica necesariamente la falta de amor o cuidado, sino más bien una actitud de no estar aferrado de manera excesiva o posesiva. Se busca mantener una relación saludable con las personas y las experiencias, sin que ello genere sufrimiento excesivo cuando estas cambian o se van.
La búsqueda de sencillez está estrechamente relacionada con el concepto de desapego. El desapego implica liberarse de las ataduras emocionales y materiales innecesarias, lo cual puede contribuir a simplificar la vida.
Al practicar el desapego, se tiende a reducir la dependencia de cosas materiales, status social o incluso de ciertos resultados emocionales, permitiendo así vivir de manera más simple y centrada en lo esencial.
El ego nació en nuestra personalidad para protegernos, para definirnos y crear unas certezas y unas barreras. No es fácil deshacernos de una parte de ellas que ya no son necesarias. Y aún así, ¡qué sensación de alivio cuándo lo conseguimos!
Sienta bien.
Hoy tengo una pregunta: ¿qué te gustaría dejar ir? ¿Qué crees que estás reteniendo aunque ya no le encuentres lugar en tu vida?
Este es uno de los temas que estaremos tratando en el próximo //BodyLAB, el 17 de marzo a las 11h. Si quieres apuntarte, puedes hacerlo en este link.
¡Te espero para movernos juntas hacia una mayor sencillez!
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